sábado, 15 de enero de 2011

El Coricancha

El Coricancha era otro destino insoslayable. Los extirpadores de idolatrías destruyeron muchos templos incas. Eso no debe sorprendernos. La religión es intolerante y dogmática. No importa de qué religión hablemos. La espiritualidad y la religión son dos conceptos antagónicos. La religión divide a los hombres; la espiritualidad los puede unir. Sobre las ruinas del Coricancha, los españoles erigieron su templo. Lo extraño de ello, es que arquitectónicamente están amoldados, parecen polos apuestos que se atraen. Una especie de matrimonio perfecto. La estética de esa unión parecía el trabajo de un arquitecto que fusiona estilos, y no el producto de la labor destructiva de los extirpadores de idolatrías. El Coricancha representa al Perú de hoy... Así habló el viajero...



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