domingo, 16 de enero de 2011

¡Machu Picchu¡

La lluvia una vez más se convierte en nuestro despertador. Me levanto muy descansado. Parece que las aguas termales del día anterior aliviaron nuestra fatiga. Salimos temprano del hotel. La lluvia era intensa y por fin me permite estrenar mi poncho plástico. Camino unas cuantas cuadras y me dirijo a la estación de buses con destino a la ciudadela de Machu Picchu. Lentamente se va llenando el bus.

Lo que vino después fue inimaginable. El vehículo empieza a recorrer la ruta de acceso en forma zigzagueante. En el camino  se ven viajeros que valientemente se animan ha recorrer a pie toda la ruta. Me dicen que dura dos horas. Francamente pienso que lo no haría ni en diez. No es lo mismo Cusco a los veinte que a los cuarenta. El bus tarda veinticinco minutos en llegar a una gran explanada, en la cual, un buen número de turistas se dirigen hacía las puertas de ingreso a la ciudad perdida de los incas. El paisaje es textualmente aplastante. Las montañas tienen mucha verticalidad, son farallones verdes en los que la vida abunda. La lluvia no se detiene.

Luego de entregar nuestro ticket de ingreso, empezamos a subir unos escalones de piedra. Luego, lo más difícil de escribir. Estoy narrando un viaje. Pero lo que tengo frente a mis ojos es imposible de plasmar en letras. Sólo me aproximaré a lo que observé: Una ciudad de gran tamaño que no corresponde a las fotografías o videos que hay sobre ella. Un estado de conservación asombroso. Parece recién construida. Si se techaran todos los ambientes y se adornara con artesanía, nadie dudaría que recién ha sido construida. Los turistas miran absortos. Todos empiezan ha tomar fotos, no una, sino miles de fotos. Mis lentes se llenan de gotas, la lluvia continúa, no me molesta, la torrencial lluvia hace la visita más exótica. La altura ya no me afecta tanto. Machu Picchu está a casi mil metros de altura menos que el Cuzco. La emoción me hace subir los escalones temerariamente. Si mi corazón revienta ¡No me importa¡  ¡Conocí Machu Picchu¡

                                                                                       


                                                                                                  

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