sábado, 15 de enero de 2011

Saqsaywaman y mi amigo Escorpión

Es en época posterior cuando toma el nombre de Saqsaywaman, cuya traducción al español es “Halcón Saciado”.  El bloque mayor de la estructura lítica pesa ciento veintiocho toneladas. Se utilizó piedra caliza cuyo origen geológico es tan antiguo que contiene fósiles de conchas marinas. Se ha determinado que el Cusco estuvo bajo el agua y el choque de las placas continentales fueron elevando la cordillera. Posteriormente en la época de la desglaciación, el Cusco fue un lago, de allí la riqueza de su tierra y su fecundidad. No fue casualidad que el imperio incaico se asentará allí.

Un guía local se nos acerca y nos cuenta hermosas historias. Sin él, en definitiva, la visita no habría sido la misma. Parte de esta estructura fue destruida y la piedra fue utilizada por los españoles para construir la Catedral del Cusco. Nos contó que el nombre de Saqsaywaman o “Halcón Saciado”, provino de la resistencia inca, la cual, durante nueve meses, enfrentó a los españoles y culturas aliadas a ellos. Fue tal la magnitud de las bajas incaicas que el campo se convirtió en fuente de alimento para las aves de rapiña, de allí su nombre: Halcón Saciado. En definitiva, la nueva historia del Perú se tiene que reconstruir.

Terminada la visita, se nos ofrece un tour a caballo con una duración de tres horas por sólo veinte soles. La ruta suena interesante, primero Q enqo, luego Puka Pukara y Tambomachay. Nos pareció una interesante propuesta. Dos cuadrúpedos alazanes de ocho años fueron nuestros amigos y encargados de transportarnos, sus nombres: Cori y Escorpión.


Siempre le tuve respeto a los caballos. En primer lugar, patean muy fuerte, son excesivamente veloces y, adicionalmente, cuando uno se sube en ellos, ve todo desde arriba. Hace años atrás monté una yegua, la escogí porque era chata, gorda y tenía mirada de “buena gente”. Escorpión, no era chato ni gordo, pero tenía mirada noble, propia de un equino. A paso lento y obediente, Escorpión, empezó a subir por un angosto camino, la lluvia del día anterior lo hacia fangoso, parecía que a él no le incomodaba. El paisaje fuera de lo común. Un turista holandés montaba un caballo y lo saludé, hablaba algo de español, le pregunté por la belleza de los países bajos, casi sin pensarlo me dijo: esto es incomparable. La verdad que sí. Mañana será otro día…Así hablo el viajero…

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